Los indÃgenas no merecen esa frustración, esa repentina orfandad. Ellos no debÃan a la historia, era ella la que estaba en deuda, tras tantos siglos de explotación y marginación. ¿Quién les dará oportunidad para volver a remontar en las alas de la esperanza? Sin embargo, ¿no será Bolivia el enésimo ejemplo de que urgimos de más humanidad y menos ideologÃa; de que el espÃritu de confrontación tampoco opera en favor de los más oprimidos? El siglo XXI ya no ofrece pista a las revoluciones que no revierten en favor de todos. TodavÃa recuerdo con emoción aquellos guiños, aquellas ceremonias a la Pachamama, nada más ser elegido el dirigente del MAS el primer indÃgena presidente. A los diez años se repetirÃa la ceremonia de acción de gracias. En ella habló Wilson Chipana Acarapi, oriundo del pueblo de Tiahuanaco que participó por primera vez en un acto de este tipo como representante de los pobladores originarios. El lÃder indÃgena dejó a los medios esta contundente declaración: "Antes ni siquiera podÃamos entrar a la ciudad con el poncho que tenemos ahora y con Evo presidente podemos estar presentes en las oficinas de La Paz". A su favor también la firme lucha contra la miseria. Bajo su mandato logró reducir la pobreza a la mitad en uno de los paÃses más depauperados del continente ¿Por qué no viró entonces definitivamente la historia? ¿Por qué sólo amago? ¿Por qué Evo Morales no siguió esa senda de cuidado de la Madre, de cuidado de la armonÃa ciudadana? ¿Por qué no gobernó para todos y trató de integrar las dos partes, ya con poncho, ya sin él, hoy enfrentadas?, ¿por qué no fue limpio en los escrutinios?, ¿por qué trató de enquistarse en el poder más allá de lo que le posibilitaba la propia Constitución?, ¿por qué se alienó con Maduro...? La OEA (Organización de Estados Americanos) testificó irregularidades "muy graves" en las elecciones de Octubre, con "clara manipulación" en la transmisión de datos. Demasiados interrogantes que no quitan la tristeza de ver huérfanos y perseguidos a los empobrecidos de la nación. El uso desproporcionado de la fuerza contra los seguidores de Evo Morales y la voluntad expresa de Jeanine Ãñez de llevar al expresidente al banquillo agravan el cuadro. La nación dividida en dos no tiene aún quien la reúna. Es preciso apartar de la escena de las altas responsabilidades a quienes no han superado aún el caduco paradigma de la confrontación. Se hace precisa una nueva generación de lÃderes latinoamericanos que salgan de la órbita de los intereses de los más privilegiados, al mismo tiempo que del dominio bolivariano; que velen por supuesto por los más desheredados, pero que estén de vuelta del revanchismo, dispuestos a superar la lucha de clases, a integrar y no dividir, a sumar en favor del bien común... Se echa en falta en esa América hermana una nueva generación de dirigentes no escorados, que gobiernen para todos, que sepan volverse a casa a la hora debida. La tala masiva en favor de la coca, los lÃmites a la libertad de expresión, los casos de corrupción… tampoco ayudan. LÃderes de primera a la cabeza de los últimos. SÃ, arcoÃris de algodón al viento, banderas que recojan todos los colores, enseñas que sumen todos los anhelos, “wiphalas†que aúnen todas las voluntades y corazones... Paz, acuerdo y vuelta a empezar. Ahora con elecciones limpias, ahora saliendo de la espiral de mutuos agravios, ahora sà indÃgenas, mestizos y blancos unidos tras un mismo proyecto nacional. |
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